Había cumplido una pena de 9 años de cárcel por un robo seguido de abuso sexual
Rubén Recalde, el mecánico que está siendo juzgado por los homicidios de Sandra Colo y Paola Tomé, cometidos en 2012 y 2014, respectivamente, en Junín, ya había cumplido nueve años de prisión por otros delitos y había recuperado la libertad tres meses antes del primero de esos asesinatos.
Fuentes judiciales informaron a Télam que el primer antecedente de Recalde, de 54 años, fue en enero de 1980 por "abuso deshonesto" y que entre febrero de 2002 y noviembre de 2003 estuvo implicado en ocho robos cometidos en aquella ciudad bonaerense. Luego, en septiembre de 2010, el acusado fue condenado por el delito de "robo calificado y abuso sexual" contra María Cristina Belossi, una de las testigos que declararon en el juicio por los homicidios de Colo, de 43 años, y Tomé, de 38, ambas empleadas de comercio.
Esta mujer contó que en junio de 2009 trabajaba en una juguetería; un día ingresó Recalde y le pidió que le mostrara algunos juegos para niños de entre 5 y 7 años.
La víctima recordó que cuando se dio vuelta Recalde se le abalanzó por detrás y la agarró del cuello, tras lo cual la amenazó con un revólver y la llevó hasta el baño del comercio.
Allí, el agresor la ató de pies y manos, la amordazó con su bufanda, la tapó con una gorra y comenzó a revolver el local.
Belossi contó que el atacante la desvistió parcialmente del lado izquierdo; aunque ella no se resistió, Recalde no prosiguió, sino que la hizo ponerse de pie y vestirse, antes de huir con el dinero que había robado de la caja donde se guardaba la recaudación del local.
"Me decía que no dijera nada, que él me conocía, que sabía que trabajaba sola. Me hacía tocarle los zapatos, me decía que eran los mismos que usaba la policía", expresó la víctima llorando ante al tribunal.
Al momento de ese hecho, Recalde había sido beneficiado con salidas laborales, por lo que en un juicio abreviado el mismo tribunal que lo juzga ahora le dio una pena única de nueve años de cárcel que cumplió hasta tres meses antes del homicidio de Colo, cometido en agosto de 2012.
Actualmente, el mecánico está alojado en la Unidad Penitenciaria 49 de Junín, en la misma celda que Adalberto Cuello, condenado en diciembre de 2012 a prisión perpetua por el homicidio de Tomás Dameno Santillán -de 9 años, hijo de su ex pareja-, crimen ocurrido en noviembre de 2011 en la ciudad bonaerense de Lincoln.
Entre los testigos que declararon la semana pasada durante dos audiencias se destacó la genetista Elina Francisco, quien confirmó ante los jueces Karina Piegari, Esteban Melilli y Miguel Ángel Vilaseca que el rastro de ADN hallado en las dos escenas del crimen coincidía con el perfil genético del imputado.
"El ADN hallado en el marco de la puerta en el baño del local de Tomé y un rastro de sangre en una pared del negocio de Colo coinciden con el perfil genético de Recalde", aseguró la perito.
Según explicó la especialista, llegaron al perfil genético "indubitado" del acusado porque el caso de Tomé era "similar al de Colo" y luego de procesar "muestras" tomadas de la pared del salón donde trabajaba y fue asesinada la segunda de las víctimas, de un celofán que contenía rollos de cocina y de un cartón, que eran una mezcla del ADN de esta víctima y de "un NN" que, finalmente, resultó ser Recalde.
En tanto, el comisario Marcelino Cottier, director de Criminalística de la policía bonaerense, afirmó que la marca de las suelas de las zapatillas secuestradas en la casa del imputado era coincidente con la huella hallada por los peritos en el baño del negocio de Tomé.
El hombre recordó que el rastro fue enviado a un instituto de la ciudad fueguina de Río Grande, que cuenta con la más importante base de datos de huellas de calzado y se estableció en "un ciento por ciento que esa superficie estuvo" en la escena del crimen. Ese testimonio también fue confirmado por el jefe de la Policía Científica de Junín, Claudio Silva, quien sostuvo "inequívocamente" que ese calzado "estuvo en el lugar del hecho".
En otro tramo del debate, tres peritos psiquiatras coincidieron en que el acusado es un psicópata que goza con el sometimiento de sus víctimas..
Fuentes judiciales informaron a Télam que el primer antecedente de Recalde, de 54 años, fue en enero de 1980 por "abuso deshonesto" y que entre febrero de 2002 y noviembre de 2003 estuvo implicado en ocho robos cometidos en aquella ciudad bonaerense. Luego, en septiembre de 2010, el acusado fue condenado por el delito de "robo calificado y abuso sexual" contra María Cristina Belossi, una de las testigos que declararon en el juicio por los homicidios de Colo, de 43 años, y Tomé, de 38, ambas empleadas de comercio.
Esta mujer contó que en junio de 2009 trabajaba en una juguetería; un día ingresó Recalde y le pidió que le mostrara algunos juegos para niños de entre 5 y 7 años.
La víctima recordó que cuando se dio vuelta Recalde se le abalanzó por detrás y la agarró del cuello, tras lo cual la amenazó con un revólver y la llevó hasta el baño del comercio.
Allí, el agresor la ató de pies y manos, la amordazó con su bufanda, la tapó con una gorra y comenzó a revolver el local.
Belossi contó que el atacante la desvistió parcialmente del lado izquierdo; aunque ella no se resistió, Recalde no prosiguió, sino que la hizo ponerse de pie y vestirse, antes de huir con el dinero que había robado de la caja donde se guardaba la recaudación del local.
"Me decía que no dijera nada, que él me conocía, que sabía que trabajaba sola. Me hacía tocarle los zapatos, me decía que eran los mismos que usaba la policía", expresó la víctima llorando ante al tribunal.
Al momento de ese hecho, Recalde había sido beneficiado con salidas laborales, por lo que en un juicio abreviado el mismo tribunal que lo juzga ahora le dio una pena única de nueve años de cárcel que cumplió hasta tres meses antes del homicidio de Colo, cometido en agosto de 2012.
Actualmente, el mecánico está alojado en la Unidad Penitenciaria 49 de Junín, en la misma celda que Adalberto Cuello, condenado en diciembre de 2012 a prisión perpetua por el homicidio de Tomás Dameno Santillán -de 9 años, hijo de su ex pareja-, crimen ocurrido en noviembre de 2011 en la ciudad bonaerense de Lincoln.
Entre los testigos que declararon la semana pasada durante dos audiencias se destacó la genetista Elina Francisco, quien confirmó ante los jueces Karina Piegari, Esteban Melilli y Miguel Ángel Vilaseca que el rastro de ADN hallado en las dos escenas del crimen coincidía con el perfil genético del imputado.
"El ADN hallado en el marco de la puerta en el baño del local de Tomé y un rastro de sangre en una pared del negocio de Colo coinciden con el perfil genético de Recalde", aseguró la perito.
Según explicó la especialista, llegaron al perfil genético "indubitado" del acusado porque el caso de Tomé era "similar al de Colo" y luego de procesar "muestras" tomadas de la pared del salón donde trabajaba y fue asesinada la segunda de las víctimas, de un celofán que contenía rollos de cocina y de un cartón, que eran una mezcla del ADN de esta víctima y de "un NN" que, finalmente, resultó ser Recalde.
En tanto, el comisario Marcelino Cottier, director de Criminalística de la policía bonaerense, afirmó que la marca de las suelas de las zapatillas secuestradas en la casa del imputado era coincidente con la huella hallada por los peritos en el baño del negocio de Tomé.
El hombre recordó que el rastro fue enviado a un instituto de la ciudad fueguina de Río Grande, que cuenta con la más importante base de datos de huellas de calzado y se estableció en "un ciento por ciento que esa superficie estuvo" en la escena del crimen. Ese testimonio también fue confirmado por el jefe de la Policía Científica de Junín, Claudio Silva, quien sostuvo "inequívocamente" que ese calzado "estuvo en el lugar del hecho".
En otro tramo del debate, tres peritos psiquiatras coincidieron en que el acusado es un psicópata que goza con el sometimiento de sus víctimas..
